Otros mundos no son posibles, porque primero habría que cambiar como nos vinculamos con esté.

La diferencia entre esta premisa y las otras, se incrusta en la critica contra la modernidad universalizante. La situación de que haya otro mundo posible diferente no esta en la idea general. No es que no haya alternativa, las hay y aun están por ser vividas, el sueño programático o un deber transcendental de un grupo, no puede dirigir las subjetividades de erosión-especulación, subjetividades sin sujeto y esa premisa ha desvinculado a una mayoría de especular con lo posible y diferente, lo autónomo y no sujetado. Sin embargo, tampoco gritar de un retorno a lo primitivo, sino abandonar toda preconcepción de creer que nos hará "bien" solo porque le funciono a otras individux-comunidades en el "pasado". Saltar al vacío y evitar el eterno retorno esperanzador de lo único. El anticapitalismo, el antiestatismo, antirracismo y otros ejes preconfigurativos deben también ponerse en cuestión, no que si son validos o no, lo son, pero qué maneras de habitar anticapitalistas aspiramos ¿Uno centralista bajo un imperio neofeudal o uno donde lxs que siempre quedaron fuera de la sociedad productivista-trabajo sean parte? Y otras tantas partituras que no me interesa tocarlas en este momento.

Podríamos ver cómo nos vinculamos con los saberes-conocimientos, cómo los compartimos y cómo los generamos. Encontraremos más puntos de escape combativos de lo que acostumbramos contemplar.

En el presente texto se compartirá algún que otro bosquejo de lo que trata la cotidianidad estudiantil terciaria y sus consecuencias.

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